“Los anfibios –sapos, ranas, salamandras y cecilias– están entre los grupos de animales terrestres más conspicuos de los trópicos. En páramos, bosques, ríos y pantanos cumplen roles importantes para el funcionamiento de los ecosistemas pues, como consumidores y presas, son un eslabón intermedio en la cadena de flujo de energía y nutrientes. Los anfibios también tienen un enorme potencial para contribuir al bienestar humano como fuente de medicinas porque producen substancias con propiedades analgésicas y antibióticas cuyo desarrollo es sujeto de intensa investigación. Culturalmente, las ranas y los sapos tienen diversos significados simbólicos usualmente relacionados con la fertilidad y la regeneración de la vida”.
“Por su importancia ecológica, cultural y su potencial para contribuir al bienestar de la humanidad, los anfibios son recursos valiosos de los países donde habitan. Por ello, el Ecuador es privilegiado puesto que alberga a la cuarta anfibiofauna más numerosa a nivel mundial con un total de 598 especies. Solo Brasil, Colombia y Perú tienen más especies de anfibios que Ecuador. De entre los 10 países con mayor diversidad de anfibios en el mundo, el Ecuador cuenta con la abundancia más alta por unidad de área (~2440 especies por cada millón de km2) lo cual lo convierte en la región del planeta con la concentración más variada de ranas y sapos. Su densidad de especies es casi 3 veces mayor que la del segundo país, Papua Nueva Guinea (832 especies/millón km2) … Desafortunadamente, la riqueza de los anfibios ecuatorianos es casi desconocida para la mayoría de personas porque muchos viven en áreas de difícil acceso, son relativamente pequeños y de hábitos nocturnos”.
Fuente de la introducción: bioweb.bio/faunaweb/amphibiaweb/
Hyloxalus vertebralis.
Atelopus nanay.
Epipedobates anthonyi.
Gastrotheca pseustes y Gastotheca litonedis.
Atelopus wampucrum.
Xenopus laevis.
Rhinella marina y Rhinella horribilis.
Lithobates catesbeianus.